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Allí, en el Morazán, terreno aurinegro, testigo de viejas batallas, el cuadro albo logró torcer la historia y enderezar aquella patente que Real España los tenía de hijos. Esta noche, la lluviosa noche de sábado, todo ha cambiado: Olimpia campeón, la copa se va a Tegucigalpa , ante un rival incómodo, de lucha, que lo intentó, pero que también por esas cosas del fútbol la suerte no anduvo de su lado.
Olimpia por fin alzó la copa después de varios intentos, y más porque hubo revancha después de aquella noche de diciembre del 2010 justamente en este pasto donde hoy le llegó la gloria.
DOMINARON, PERO...
Real España ya llegó moribundo ante su gente, comenzó bien, dominador, pero no pudo asestarle el golpe que más buscaron, porque su rival se paró bien en la cancha y porque desde la capital venían clarito de lo que se jugaban.
Aquel gol de Carlos Will Mejía en el partido de vuelta en el Nacional fue el principio de su alegría, el camino al cielo. Y para llegar a este duelo con media copa bajo la manga solo bastaba jugar como tal, y este Olimpia versión Tosello rompió cualquier libreto.
Real España necesitaba un gol para igualar la situación y un segundo suponía alzar la corona, pero ni en esos primeros nueve ataques brutales del primer tiempo ajustaron y mucho menos en ese complemento donde pasó de victimario a víctima , y lo más terrible cuesta arriba por esa expulsión de Ever Alvarado a los 74 minutos por una falta contra Roger Rojas.
Ahí las cosas se ponían difíciles. Imposible. Allá su gente en las gradas lo tenía claro y no se extraña que las voces de algarabía eran menos
Olimpia se le paró atento y vigilante pero no se animaba a hacerle cosquillas. .. Cuando se decidió, los puso en aprieto. Aún así, este Real España tuvo media hora para volver a torcer la historia, moler a pelotazos a Escober, jugarse la vida.
En definitiva, para hacer un gol. Uno solo. Un único gol, trascendente, decisivo... Ni hablemos de los nombres que conformaron el ataque. Al final, La Máquina no pudo viejo. Terminó perdido futbolística, anímica y sicológicamente mal. Mal. Mal. Y mal. Golpeados.
EL HÉROE
Olimpia, después de partirse el pecho abajo, con un Donis Escober prodigioso, salió al frente y cambió su historia como lo buscó. Hubo algunos pasajes donde Caetano la clavó, pero con tal mala suerte que le pitaron fuera de juego.
Pero como en toda final hay héroes, figuras, hombres a quien honrar . Y tipos a quien considerar como peligrosos porque si ya están inspirados nadie los detiene. La historia es para Will Mejía.
Real España sabía que todo le estaba saliendo mal, cuando la fría noche se le venía encima. Pavón ya era un espectador más. Jairo Puerto medio cambió la cara, pero cuando te expulsan un jugador, por favor, eso cambia cualquier partido, trastoca cualquier plan .
De pronto aparece Mejía porque resulta que estaba en la banca, ya era como el amuleto de la suerte y parece que era mejor tenerlo ahí por aquello del as de espada , Reinaldo Tilguath ya estaba cansando y se dio lo previsto, ingresó el famoso "garrincha" enfundado y decidido a darlo todo.
Y COLORÍN, COLORADO...
El tipo de vistió de héroe. Fue a los 81 minutos, Carlos Will Mejía apareció como el más grande de los grandes, Rojas sacó un potente disparo, Macías logró desviarla pero no contaba con la presencia de Mejía y con un soberbio disparo mató cualquier aspiración aurinegra.
Y para rematar, el 2-0 de la noche a los 83 minutos, de nuevo Carlos Will Mejía llegó solo y con un disparo rasante le puso la lápida al partido. Golazo, euforia en el Morazán, alegría, algarabía.
El punto y final. Alegría, revancha, emoción, lágrimas, de todo en un campo extraño, pero que va, Olimpia ya tenía la 24 en sus manos. Va para Tegus para redondear su faena.
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